lunes, 19 de enero de 2015

YERMA




Yerma, caí a tus pies
ya no sentía tu calor
en las madrugadas de enero,
el frío penetraba en mi corazón
como cuchillo de doble filo
que entra, hiere y mata.
Sentí jirones en mi alma
trizando instantes
que no se llevará el tiempo
que no yacerá en recuerdos
de un amor en noches turbias.
Permanecí en la cuerda floja
haciendo de mis días equilibrio
donde ahuyentar las esquirlas
que amenazaban nuestro cielo.
Peiné caricias en la sombra
dibujé estrellas
que titilaban en el abismo
de tu alma insondable.
Bebí de tu copa de vino añejo
me empapé de tu sonrisa
y lanzé mis besos al viento
allí donde zurean los sueños.





Isabel Garrido.





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